lunes, 29 de septiembre de 2008

El Señor de los Anillos III, El Retorno del Rey (JRR Tolkien)




"Los ejércitos del Señor Oscuro van extendiendo cada vez más su maléfica sombra por la Tierra Media. Hombres, elfos y enanos unen sus fuerzas para presentar batalla contra Sauron y sus huestes. Ajenos a estos preparativos, Frodo y Sam se internan cada vez más en el país de Mordor en su heroico viaje para destruir el Anillo de Poder en las Grietas del Destino."

El desenlace de la obra maestra de la literatura fantástica. Por fin Sam y Frodo llegan a Mordor para destruir el anillo, donde se toparán con la escasez de alimentos y agua, aparte de orcos y luchas entre ellos, y el odioso Gollum. Y viviremos la alianza entre Rohan y Gondor en la Batalla de Minas Tirith y su posterior viaje a las puertas de Mordor.
Al acabar este libro se nos queda un gusto agridulce. Agrio porque todo lo bueno llega a su fin. Y dulce porque han sido tantos los días que hemos pasado al lado de los héroes que nos parecerá haber sufrido con ellos y haber visitado toda la Tierra Media (ahora cada árbol que veo me recuerda a un Ent...)

Sin embargo, opino como tantísimos lectores, que aunque el retorno de los hobbits a la comarca está justificado, la parte final del libro, una vez destruido el anillo, es prescindible.

Me han gustado especialmente estas frases:
- "Recordemos que un traidor puede traicionarse a sí mismo y hacer involuntariamente un bien"
- "No nos atañe a nosotros dominar todas las tareas del mundo, sino hacer lo que está en nuestras manos por el bien de los días que nos han tocado vivir, extirpando el mal en los campos que conocemos, y dejando a los que vendrán después una tierra limpia para la labranza. Pero que tengan sol o lluvia no depende de nosotros"

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