viernes, 11 de abril de 2008

El fantasma de la ópera (Gaston Leroux)




"Ni siquiera en unas historias tan racionalistas como las de Rouletabille eludió Leroux los aspectos misteriosos y fantasmales de la trama. Le faltaba un teatro y un fantasma para cerrar el círculo. El primero lo encontró en un edificio de Ópera imposible; el segundo, en un tenebroso personaje, atormentado al mismo tiempo por la deformidad y la hermosura: la fealdad de su propio rostro y la pasión por la belleza, encarnada en la música y en una joven cantante. Un romanticismo tardío posa sus huellas en esta obra, que con artificios de la novela gótica y de la policíaca introduce al lector en un espacio siempre fascinante: el de los misterios que habitan al otro lado del telón."

Poco se puede comentar de esta historia que no se sepa. Un excelente cantante de ópera, que sufre una horrible deformidad en su rostro (y cubre con una máscara) habita en los laberínticos sótanos de la Ópera de París. Allí se enamora de una cantante y "la obliga" a quererle, desatando la ira del enamorado de la misma.
Sin embargo, la presencia del fantasma pasa desapercibida para el gran público, aunque no para los directores de la Ópera, que han de respetar las condiciones del fantasma y pagarle lo que les pida periódicamente.
El fantasma no sólo es un buen cantante, sino un experto en trampas, por lo que el edificio está repleto de multitud de trampillas, pasadizos secretos y otros artilugios, como la terrible "cámara de los tormentos"... lo cual hace una tarea casi imposible llegar a su morada.
Un libro recomendable a quienes busquen una historia de amor mezclada con suspense y llena de giros inesperados. Y por supuesto, imprescindible a los amantes de Leroux
Lo mejor:
- la tensa situación del vizconde y el persa en "la cámara de los tormentos"
- el libro va ganando según avanza su lectura
- la estructura del subsuelo de la Ópera, con su lago subterráneo, la cámara de los tormentos, el almacén con los toneles (llenos de...)
Lo peor:
- cuando Leroux usa onomatopeyas como cuando una cantante hace un gallo (CUAC!) o se inunda la sala (GLUGLU), pues le da al libro un aire intantil que no debería

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